lunes, 17 de agosto de 2015

Copi de estío



Leo los cuentos de Virginia Woolf ataca de nuevo (Anagrama, traducción de Alberto Cardín) de Copi y me invade una doble desazón y un gozo. No es negocio, estoy tentado a concluir. Pero quién sabe.
La desazón parte de la presencia de los dibujantes y caricaturistas Wolinski y Cabu como personajes del primer cuento del librito, “¿Cómo? ¡Zis! ¡Zas ¡Amor!”, en la época de Hara-Kiri. ¡Los balearon “antes de ayer” en París, en la redacción! El futuro ya llegó, y tiene el rostro del pasado. Y el trance se remata con la certeza de que ya no se escriben -¡al menos no se publican!- cuentos tan “locos”, con una imaginación tan libre, desinhibida, una fantasía tan esponjosa. Incorrectos, afilados, incisivos, divertidos.
El gozo, finalmente, es el encuentro de estos textos que me producen desazón.

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